Nacieron dos nuevas orquestas de esperanza en Caazapá y Abai
En el sur profundo del Paraguay, donde la tierra aún canta con acento guaraní y los pueblos abrazan la cultura como herencia sagrada, florecen nuevas escuelas de música que no solo enseñan acordes, sino también sueños. Con Sonidos de la Tierra, las comunidades de Caazapá y Abai comienzan a latir al ritmo de flautas, violines y tambores, construyendo desde el arte el camino de la esperanza.

En el corazón del sur paraguayo, donde los árboles saben guardar secretos y los pueblos aún creen en la fuerza de la comunidad, nacieron dos nuevas escuelas de música. Sonidos de la Tierra volvió a sembrar armonía y futuro, esta vez en los distritos de Caazapá y Abai, donde niños, niñas y jóvenes ya afinan sus vidas al compás de un violín, una flauta o un tambor.
La apertura oficial se celebró con emoción en el salón auditorio de la Gobernación de Caazapá. El acto reunió a autoridades, artistas, educadores, madres, padres y soñadores. Estuvieron presentes el gobernador Christian Acosta, el maestro Luis Szarán, la directora ejecutiva Natalia García, los intendentes de Caazapá, Amado Díaz Verón y Abai, Carlos Carvallo, concejales, supervisores y referentes culturales. Fue una jornada donde las palabras se llenaron de melodía y compromiso.
Durante la ceremonia, se entregaron becas musicales e instrumentos adquiridos por la Gobernación, que además asumirá el costo de las clases, asegurando que este sueño sea sostenido con responsabilidad pública y amor por la cultura.
En su intervención, el gobernador anunció que dos distritos más pronto se sumarán a esta sinfonía ciudadana que crece. Cada nueva escuela no es solo un aula: es una semilla de transformación social, un pentagrama donde cada joven pueda escribir su historia.
Bajo la guía del programa Sonidos de la Tierra, las Escuelas Comunitarias de Música no solo enseñan partituras: cultivan disciplina, sensibilidad, trabajo en equipo y, sobre todo, el derecho a soñar en voz alta.