CiberChisme
Cuando la política se escribe con lápiz... y se borra con dinero.
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Según un reciente posteo que circula en redes sociales, el inigualable Faber Castel, también conocido en la fauna política como "Lápiz Mbyky", actual mandamás de esa tierra mágica llamada Nepolandia, ha decidido convertirse en patrocinador oficial de campañas políticas. Así como suena.
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El hombre, que parece tener el corazón más grande que su declaración de renta, está dispuesto a financiar las candidaturas de varios colegas de la zona norte del departamento de Caazapá. Porque claro, ¿qué mejor que ayudar a los amigos con unos milloncitos, sin esperar nada a cambio? Qué alma caritativa.
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Pero como en toda historia de beneficencia bien contada, siempre hay un pequeño detalle: los agraciados deben ganarse el favor pidiendo —de rodillas, si hace falta— que la cúpula de HC vuelva a bendecir al Faber Castel con la ansiada candidatura. Nada que no se arregle con una llamada, una reunión "casual", o un asado político con abundante caña y discursos reciclados.
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Y acá viene lo mejor: según los datos que circulan, la jugada tendría un doble propósito. Por un lado, blanquear esos fondos que no se sabe muy bien de dónde salieron (¿serán mágicos como sus obras públicas?). Y por otro, recuperar la inversión en apenas un año de gestión.
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Sí, escuchaste bien: ¡un año! Porque mientras los ciudadanos esperan por agua potable, caminos transitables o medicamentos básicos, él ya estaría haciendo cuentas, como todo buen emprendedor del erario público.
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Esto ya no es política. Es una obra de teatro. Una tragicomedia donde los lápices no solo escriben discursos, sino que también dibujan rutas de lavado, borran rastros incómodos y subrayan pactos entre caudillos. Y mientras tanto, el pueblo —que no fue invitado al banquete— aplaude sin saber si se ríe o llora.
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¿Militancia, lealtad, liderazgo? No, señores. Acá lo que hay es cálculo, ambición y un buen stock de borradores. Y si alguna vez nos preguntamos cómo se llega tan rápido al “éxito” en la política paraguaya, la respuesta puede estar en un simple estuche escolar: un lápiz corto, una goma grande... y un cuaderno lleno de hojas compradas con dinero público.
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Entonces, la pregunta no es si el Lápiz Mbyky quiere volver… sino cuánto está dispuesto a "invertir" para que lo dejen volver. Porque en Nepolandia, la política no se gana en las urnas, se negocia en la sombra, con valijas cerradas y sonrisas abiertas. Y si hay que repartir, se reparte; total, después se factura desde la municipalidad.
